domingo, 6 de julio de 2014

Daños del ruido a los seres humanos

El ruido nos hace perder audición

Está comprobado que la exposición continuada a altos niveles de ruido tiene una relación directa con la pérdida de audición. Hasta ahora la principal causa de trastornos auditivos provocados por el ruido ha sido la exposición continuada en el entorno laboral durante 8 horas diarias a niveles que podían superar los 80dB sin utilizar las protecciones adecuadas para proteger los oídos. 

Sin embargo, en los últimos años los especialistas alertan de la aparición de casos cuyo origen son otros factores, principalmente hábitos como por ejemplo el uso  de reproductores de música con auriculares a volúmenes excesivamente elevados, o la exposición a altos índices de ruido en bares, discotecas o conciertos. Estos factores además de provocar un aumento de los casos, han hecho que la pérdida auditiva aparezca a edades más tempranas, ya que suelen ser hábitos más frecuentes entre personas jóvenes. 

Así según diversos estudios entre un 5 y un 10% de las personas que suelen escuchar música con auriculares pueden adelantar la aparición de problemas auditivos 20 años, manifestándose los trastornos típicos de personas de 60 años ya a los 40 años. Para prevenir la aparición precoz de la pérdida auditiva los especialistas recomiendan hacer uso de este tipo de aparatos con algunas limitaciones, como no utilizarlos más de 1 hora al día y no superar el 60% de su volumen.


El ruido nos pone cardíacos

Quién quiera cuidar su corazón debe protegerse del ruido. Existen evidencias científicas que apuntan una relación directa entre la exposición frecuente al ruido, por ejemplo del tráfico, y un mayor riesgo de padecer  enfermedades cardiovasculares como hipertensión, angina de pecho o infarto de miocardio. 


Uno de los datos extraídos del estudio, refleja que en zonas ruidosas por cada decibelio que supera el umbral de los 65dB, aumentan los ingresos hospitalarios un 5,3%, especialmente por causas cardiovasculares. Y es que a partir de estos niveles de ruidos nuestro organismo responde activando las respuestas hormonales nerviosas y provocando un aumento de la tensión arterial, la frecuencia cardíaca, la vasoconstricción y la sangre se vuelve más espesa. También provoca cambios en el sistema endocrino y nervioso que afectan al sistema circulatorio y constituyen factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Recientes estudios también  señalan la posible influencia del ruido con los infartos cerebrales. Los datos señalan que por cada 10dB que se incrementa el nivel de ruido por encima de los límites recomendados las posibilidades de sufrir un ictus crecen un 14% en mayores de 65 años.

El ruido nos quita el sueño
Durante la noche, la OMS marca unos niveles de ruido inferiores, sobre los 30dB, para garantizar el silencio tan necesario para el descanso.  Pero en muchas ocasiones estos niveles se sobrepasan por el tráfico en las ciudades, los locales de ocio nocturno o  la cercanía a un aeropuerto, por ejemplo. 

Si el ruido no nos deja dormir, las consecuencias para nuestra salud son evidentes. Se alteran los ciclos y la profundidad del sueño, y por tanto nuestro descanso disminuye provocando fatiga, estado de ánimo depresivo, rendimos menos y baja nuestro estado de alerta. Además, el ruido mientras dormimos altera nuestro pulso, la respiración y aumenta el movimiento corporal.

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