lunes, 3 de noviembre de 2014

El ruido ambiental y su efecto en la educación


Un trabajo de la Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos alerta  sobre  el tema. El nivel sonoro supera notablemente lo que se aconseja según estándares internacionales Pocas escuelas están  construidas y equipadas para garantizar el aislamiento acústico Chicos desatentos, que pierden rápidamente  el  interés  y  se dispersan. Docentes agotados, con gargantas que  al  fin  del día  parecen  haberse  deslizado  sobre  un  áspero campo  de  batalla. El culpable de este escenario tan  ingrato no  es  otro  que  el  ruido, un reconocido factor de stress que irrita, aumenta la inseguridad y disminuye la concentración y, en el ámbito  del  aula,  impacta  negativamente  sobre  el aprendizaje y el rendimiento escolar. Un estudio de la Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos (MAH) realizado en  2000 sobre ruido de fondo de aulas en escuelas primarias de  Capital Federal  y  Gran Buenos Aires  determinó  que sus  niveles  son  notablemente superiores a los recomendados  internacionalmente. "Por esta razón - explica el ingeniero Horacio Cristiani, director de la MAH-. es que podemos considerar a estos alumnos en situación de  riesgo  educacional  por fallas en el canal de comunicación que establecen con  el  docente. Esto  impacta  tanto  en  el  aprendizaje como en la  salud. Para  que la información verbal llegue a los alumnos en forma clara y completa la voz del docente debe superar al menos en 10 dB (decibeles, unidad logarítmica  en  que  se mide  el sonido) la relación entre la señal (voz del maestro o maestra) y el  ruido.  "El  problema -señala Cristiani- es que el  ruido  de  fondo  es  de  alrededor  de  70 dB,  20 dB  más  que  el recomendado.  Entonces  el  docente, para   ser  escuchado,  tiene  que  elevar  la voz (casi a 80 dB), algo  difícil  de sostener  mucho  tiempo  porque  produce  una  gran fatiga vocal."  La licenciada Mabel L. de Boffi, fonoaudióloga y coordinadora de Investigación y Docencia de la MAH señala que la fatiga, sin embargo, no es sólo para los docentes. En las aulas, los alumnos se exponen todo el tiempo a un  ruido  de  fondo  y  a una voz que no demandan simplemente adaptación de su sistema auditivo (la adaptación es fisiológica y da tiempo a  la  recuperación  del  oído  luego de los estímulos). En aulas ruidosas, la estimulación que recibe el oído es intensa y continua, por eso la recuperación de ese noble sentido que nos conecta con el mundo circundante  es  más  lenta  y  produce  un  desgaste  neuronal. Es  decir, fatiga. Un  trío  peligroso ¿Cómo  se  compone  ese  ruido de fondo que amenaza el rendimiento y la salud en el aula? "Debemos considerar  tres  efectos  que  inciden  en  la  inteligibilidad del mensaje que el docente desea transmitir -añade el ingeniero Cristiani-. Por un lado, la distancia entre el alumno y el docente.



El siguiente factor es el ruido de fondo en el aula, que puede provenir de fuentes externas (calle, patios  internos  o externos) e  internas, generado   en  el  aula  por  los  mismos   alumnos, que  en  especial  cuando  son  pequeños  son especialmente ruidosos. El tercer factor que incide en el problema es la reverberación: el efecto producido por los rebotes de la onda sonora en paredes, piso, techo y todos los objetos del aula, que hace que el alumno no sólo reciba el mensaje hablado en forma directa, sino innumerables copias de ese mensaje, fruto de la reflexión sobre paredes y objetos del recinto. Este eco es sin duda muy atractivo en una sala de conciertos, pero no en un aula." Estrategias de solución El ingeniero Cristiani demuestra preocupación por el tema. "En este contexto en que vivimos -afirma-, donde a veces los chicos tienen la mitad  de  días  de  clase  de  lo que deberían, parece pretencioso hablar de este tipo de cosas, pero si encima  los  pocos días de clase los  tienen  en  condiciones  no  adecuadas, el resultado  final es mucho peor." El especialista  señala  que  el  fenómeno  estudiado  del alto  nivel de ruido en el aula se da especialmente en grandes  centros  urbanos y tanto  en escuelas  públicas  como  privadas, "aunque  notamos  que  en  las instituciones privadas que habían sido diseñadas  arquitectónicamente  con  el  objetivo  de ser escuelas había mejores resultados porque   tanto  el   diseño  como  los  materiales  utilizados  eran  apropiados. En  las  escuelas  públicas, en  cambio, especialmente  si  habían  sido  edificios destinados a otro fin y no se adaptaron o si se trataba de establecimientos muy antiguos, con techos muy  altos, que generan un alto nivel de reverberación, y materiales de buena calidad, pero no aptos el ruido era superior". 

¿Soluciones? "Es fundamental  elegir  materiales    absorbentes que disminuyen o impiden el eco -dice Cristiani- Son sustancias sintéticas que pueden aplicarse sobre el techo, el piso y las paredes que mejoren la aislación acústica. Las cortinas  son también una forma de disminuir el nivel  de  ruido  y  un  mejoramiento  de  la  aislación  de  puertas  y ventanas. Además, deberían  programarse  mejor  los  recreos  y los horarios para garantizar que nunca un aula esté expuesta a un patio mientras los alumnos están en clase." Finalmente, el ingeniero Cristiani señala que la contribución de la MAH es sólo un estudio piloto y a  pequeña  escala  para  llamar la atención sobre las condiciones acústicas del aula, algo que parece no haber motivado  demasiado  interés  hasta  ahora. "Ahora  sería  necesario el estudio de las condiciones acústicas  de  las  aulas  argentinas, que  nunca  se  hizo  a  gran  escala - agrega  el  experto-. Nuestros resultados  están  a  disposición  de  funcionarios  y  todo  aquel  interesado  en  la cuestión." El problema no es solo argentino, ya que la investigación local  se  basó  en  trabajos  realizados  en  los  Estados Unidos, que hallaron altos niveles de ruido en las aulas y motivaron  planes  de mejoramiento de las condiciones acústicas en unas 300 escuelas. "La idea es que las autoridades comprendan que  así  como  importan  ciertas  condiciones  sanitarias  básicas  en  un establecimiento  educativo, como  por ejemplo baños e instalaciones limpias, también se debería exigir que las aulas tengan las condiciones acústicas adecuadas para la actividad educativa."  



Condiciones mínimas "Así como importan ciertas condiciones sanitarias básicas en una escuela, por ejemplo baños e instalaciones limpias, también debería exigirse que las aulas estén acústicamente preparadas para la actividad educativa." Ing. Horacio Cristiani

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